El Convento de Santo Domingo fue uno de los más afectados con la aplicación de las Leyes de Reforma; la demolición de la barda atrial y la apertura de la calle de Leandro Valle aisló al templo principal, en cuyo frente aparece un jardín con jóvenes árboles y andadores iluminados. Aún subsisten los restos de la capilla del Tercer Orden y sobre lo que fuera el patio del claustro y la escalera de la huerta han sido adaptadas las nuevas construcciones. La Escuela de Medicina, instalada en el edificio que antaño fuera la cede del Tribunal de la Inquisición, conserva su fisonomía original, pues no será sino hasta 1879 en que se levante un tercer piso más, lo que permite fijar la toma antes de ese año.