Entre los paseos que contaba la ciudad de México, la Alameda, de acuerdo con un cronista porfiriano, era "... paseo digno por mil títulos de la culta sociedad mexicana". Era un bellísimo parque que ocupaba una área considerable, en el centro de la ciudad: formaba un rectángulo de 452 metros de largo por 212 de ancho, entrecortado por calles rectas, todas las cuales determinaban en 24 triángulos y desembocaban a extensas plazoletas adornadas con fuentes y estatuas...